LA FUNDACION LIGA ARGENTINA POR LOS DERECHOS HUMANOS REPUDIA LA ACCIÓN BRUTAL NORTEAMERICANA PARA ASESINAR A BIN LADEN Y MANIFIESTA PERPLEJIDAD POR DECLARACIÓN DE NUESTRA CANCILLERÍA.
Ningún terrorismo justifica la respuesta terrorista estatal ni supraestatal.
No parece necesario reiterar una vez más nuestro repudio a toda organización violenta que opera basada en el odio religioso o político, despreciando la condición humana y que nada tienen que ver con las organizaciones populares que combaten por la liberación de su país o territorio, cuando es sometido a la opresión de sus gobernantes o de terceros países. Los actos terroristas que cometiera Al Kaeda el 11 de septiembre del 2001 en Estados Unidos, posteriormente en Madrid y en otros lugares son repudiables y es evidente que no propiciaron ninguna reparación a los pueblos agredidos por el colonialismo y la violencia imperialista.
Como organismo humanitario consideramos que la única respuesta de las sociedades civilizadas en todos los casos y sin excepciones es el derecho y la justicia, el apego inflexible a la ley y la aplicación al derecho humanitario de gentes.
La acción que culminó con la muerte de Osama Bin Laden por parte de la Administración Norteamericana se inicia con labores de inteligencia en la oprobiosa e ilegal cárcel de Guantánamo, el interrogatorio bajo torturas a presos que habrían dado el nombre del correo de Bin Laden, la ubicación de éste en Islamabad, el asalto a sangre y fuego a su vivienda matándolo a él y al menos tres personas más y, en el colmo de la procacidad, la apropiación de su cuerpo, sometiéndolo cínicamente a ceremonias de su credo islámico (como las bendiciones de los curas represores a los pilotos de la muerte en los 70) y tirándolo finalmente al mar con cadenas para evitar su eventual recuperación. Eso coronado con bengalas de triunfo y algarabías que demuestran que en el centro el Imperio anida lo peor de la condición humana, lo contrario de la democracia y lo opuesto de lo justo.
Ese recorrido siniestro se asimila notablemente a los trágicos vuelos de la muerte en que se asesinaron militantes populares en nuestro país por parte del terrorismo de estado, y que están siendo actualmente juzgados.
Por esta razón nos llama la atención y nos deja perplejos que la nuestra Cancillería haya dicho que "La muerte de Osama Bin Laden coloca al terrorismo internacional, una vez más, como tema central de la sociedad. La República Argentina manifiesta su profundo rechazo a quienes utilizan la política o la religión para cometer acciones criminales". Y a la vez haya omitido todo pronunciamiento sobre el procedimiento descripto como si cualquier reproche a EEUU pudiera ponernos como Nación en la sospecha o connivencia con el terrorismo de Al Kaeda.
Justamente, por tratarse la política estatal de DDHH de parte del Estado Argentino, sin perjuicio de lo que falta realizar en derechos y reponer en justicia social, ejemplar en la región y en el mundo: se ha sabido desvincular del debate sobre la motivación del terrorismo de estado, suprimiendo la indigna "teoría de los dos demonios" y demuestra su vocación determinar con la impunidad de los delitos de lesa humanidad. Es por tales motivos que nuestra Cancillería no puede silenciar un acontecimiento que recorre todos los hitos del terrorismo estatal (en este caso supraestatal) so pretexto de prudencia y callar la dura condena que merece el accionar norteamericano, una vez más apartándose por completo del orden jurídico internacional y del derecho humanitario. Lo más prudente hubiera sido el silencio por el asesinato de Bin Laden o en su defecto señalar el debido respeto al orden legal internacional del que se apartó el Premio Nobel de la Paz y Presidente de EEUU al dar la orden repugnante y elogiar sus resultados como un verdadero acto de justicia.
Su apelación a la eficacia hace recordar las políticas de seguridad esgrimidas por las derechas en nuestro medio doméstico: no sólo no justifican semejante apartamiento de la legalidad sino que, además, son absolutamente contrarias a los resultados que dicen perseguir.
Hoy el mundo es más inseguro que antes del asesinato de Bin laden, por quien debieron agotarse los medios para su captura y sometimiento a un juicio justo y transparente por los hechos criminales cometidos como ejemplo de afirmación del derecho de los pueblos.
Buenos Aires, mayo 03 de 2011.
LEONEL CURUTCHAGUE (CEL.: 011-1550150854)
LUIS SANTUCHO (CEL.: 0385154047576)
RAÚL SCHNABEL (CEL.: 011-1553364565)
RODOLFO YANZÒN (CEL.: 0111550170167)
FUNDACIÓN LIGA ARGENTINA POR LOS DERECHOS HUMANOS
Ningún terrorismo justifica la respuesta terrorista estatal ni supraestatal.
No parece necesario reiterar una vez más nuestro repudio a toda organización violenta que opera basada en el odio religioso o político, despreciando la condición humana y que nada tienen que ver con las organizaciones populares que combaten por la liberación de su país o territorio, cuando es sometido a la opresión de sus gobernantes o de terceros países. Los actos terroristas que cometiera Al Kaeda el 11 de septiembre del 2001 en Estados Unidos, posteriormente en Madrid y en otros lugares son repudiables y es evidente que no propiciaron ninguna reparación a los pueblos agredidos por el colonialismo y la violencia imperialista.
Como organismo humanitario consideramos que la única respuesta de las sociedades civilizadas en todos los casos y sin excepciones es el derecho y la justicia, el apego inflexible a la ley y la aplicación al derecho humanitario de gentes.
La acción que culminó con la muerte de Osama Bin Laden por parte de la Administración Norteamericana se inicia con labores de inteligencia en la oprobiosa e ilegal cárcel de Guantánamo, el interrogatorio bajo torturas a presos que habrían dado el nombre del correo de Bin Laden, la ubicación de éste en Islamabad, el asalto a sangre y fuego a su vivienda matándolo a él y al menos tres personas más y, en el colmo de la procacidad, la apropiación de su cuerpo, sometiéndolo cínicamente a ceremonias de su credo islámico (como las bendiciones de los curas represores a los pilotos de la muerte en los 70) y tirándolo finalmente al mar con cadenas para evitar su eventual recuperación. Eso coronado con bengalas de triunfo y algarabías que demuestran que en el centro el Imperio anida lo peor de la condición humana, lo contrario de la democracia y lo opuesto de lo justo.
Ese recorrido siniestro se asimila notablemente a los trágicos vuelos de la muerte en que se asesinaron militantes populares en nuestro país por parte del terrorismo de estado, y que están siendo actualmente juzgados.
Por esta razón nos llama la atención y nos deja perplejos que la nuestra Cancillería haya dicho que "La muerte de Osama Bin Laden coloca al terrorismo internacional, una vez más, como tema central de la sociedad. La República Argentina manifiesta su profundo rechazo a quienes utilizan la política o la religión para cometer acciones criminales". Y a la vez haya omitido todo pronunciamiento sobre el procedimiento descripto como si cualquier reproche a EEUU pudiera ponernos como Nación en la sospecha o connivencia con el terrorismo de Al Kaeda.
Justamente, por tratarse la política estatal de DDHH de parte del Estado Argentino, sin perjuicio de lo que falta realizar en derechos y reponer en justicia social, ejemplar en la región y en el mundo: se ha sabido desvincular del debate sobre la motivación del terrorismo de estado, suprimiendo la indigna "teoría de los dos demonios" y demuestra su vocación determinar con la impunidad de los delitos de lesa humanidad. Es por tales motivos que nuestra Cancillería no puede silenciar un acontecimiento que recorre todos los hitos del terrorismo estatal (en este caso supraestatal) so pretexto de prudencia y callar la dura condena que merece el accionar norteamericano, una vez más apartándose por completo del orden jurídico internacional y del derecho humanitario. Lo más prudente hubiera sido el silencio por el asesinato de Bin Laden o en su defecto señalar el debido respeto al orden legal internacional del que se apartó el Premio Nobel de la Paz y Presidente de EEUU al dar la orden repugnante y elogiar sus resultados como un verdadero acto de justicia.
Su apelación a la eficacia hace recordar las políticas de seguridad esgrimidas por las derechas en nuestro medio doméstico: no sólo no justifican semejante apartamiento de la legalidad sino que, además, son absolutamente contrarias a los resultados que dicen perseguir.
Hoy el mundo es más inseguro que antes del asesinato de Bin laden, por quien debieron agotarse los medios para su captura y sometimiento a un juicio justo y transparente por los hechos criminales cometidos como ejemplo de afirmación del derecho de los pueblos.
Buenos Aires, mayo 03 de 2011.
LEONEL CURUTCHAGUE (CEL.: 011-1550150854)
LUIS SANTUCHO (CEL.: 0385154047576)
RAÚL SCHNABEL (CEL.: 011-1553364565)
RODOLFO YANZÒN (CEL.: 0111550170167)
FUNDACIÓN LIGA ARGENTINA POR LOS DERECHOS HUMANOS
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