La estrategia del
partido mediático a nivel continental es la recomendación
permanente y corrosiva de la antipolítica para encarnarla en la
conciencia de las masas y generar un estado de desesperanza social
que facilita la aparición personajes o grupos sin procedencia entre
los ramalazos de los factores de poder.
Antonio Gramsci
denominó cualunquismo y en América Latina Francisco René Santucho
camandulerismo a ese intento de regresión de la política hacia
oscuras configuraciones burocráticas en desmedro del acto virtuoso y
patriótico que contiene en su esencia la militancia política.
Gracias por la
política!!! le gritó una militante radical en un acto
organizado por Leopoldo Moreau y su Movimento Nacional Alfonsinista a
la Presidenta Cristina. El kirchnerismo nos devolvió el orgullo de
ser y sentir la militancia en todo su esplendor.
Los años 90 se habían
caracterizado por un contexto internacional donde la mayoría de los
analistas políticos hablaban de un triunfo definitivo del
capitalismo, acompasado por la caída del Muro de Berlín y la
implosión de la Unión Soviética, que trajo aparejado un
denominador común que fue la reforma económica neoliberal o
globalización que generó un desplazamiento de la centralidad del
Estado, mientras gradualmente se puso en marcha un programa de
despolitización de la administración pública con efectos
multiplicadores en la sociedad civil.
Los partidos políticos
no fueron ajenos al impacto de la visión neoliberal en este proceso
de pérdida de centralidad de la política, y en consecuencia
sufrieron un grave debilitamiento como instrumentos de promoción de
valores e ideas y canalización de demandas sociales, como estaban
considerados en los comienzos de la refundación democrática
argentina luego del Terrorismo de Estado. 1
Al mismo tiempo los partidos políticos se abroquelaron sobre sí
mismos en desmedro de la vida democrática interna, perdiendo
comunicación y vínculo con el conjunto de la vida social,
ocasionando una progresiva reducción de la confianza ciudadana que
se cristalizan consecuentemente en altos índices de ausentismo, voto
en blanco y voto nulo en los procesos electorales. En ese sentido la
denominada Ley de Lemas que se puso en vigencia en la mayoría de las
provincias significó el golpe de gracia a la democratización
partidaria, porque condiciona y fragmenta el poder en las bases para
concentrarlos en las cúpulas partidarias. La referida ley fue
cuestionada por su notoria inconstitucionalidad, ya que su aplicación
práctica afectaba directamente la soberanía popular, ocasionando
con mucha frecuencia crisis políticas, en algunos casos acompañadas
de estallidos sociales.
Esta crisis de
representación se ha visto reflejada con mucha anticipación en
Santiago del Estero en situaciones posteriores al Santiagueñazo del
16 de Diciembre de 1993, como producto de la frustración colectiva
sufrida durante la etapa posterior de la Intervención Federal
gestión Schiaretti. Posteriormente a nivel nacional este fenómeno
se observa de modo mas claro en las elecciones de octubre del 2001 e
inclusive en las elecciones presidenciales que ungieron a Néstor
Kirchner como Presidente de la Nación. Cabe resaltar que en dichas
elecciones los dos partidos mayoritarios fueron incapaces de procesar
sus crisis y unificar cada uno sus representaciones. Así el PJ no
participó oficialmente pero afiliados suyos participaron en tres
frentes electorales. Por su parte la UCR con otros formatos jurídicos
también dieron lugar a tres candidaturas presidenciales.
En el 2005 la cantidad
de fuerzas políticas que se presentaban en elecciones fue creciendo,
en esta circunstancia con la aparición de las designadas “Lista
Espejo” o “Lista Colectora”, que en el fondo mantienen la
lógica de los lemas, motivo por el cual había necesidad de un
cambio en la racionalización del sistema de partidos y del régimen
electoral.
El día 9 de Julio del
2009 la Presidenta Cristina Fernandez de Kirchner convoca a un
proceso diálogo político con las fuerzas políticas con
representación parlamentaria con el objetivo de superar las
debilidades del sistema de partidos, homologar el sistema de
selección de candidatos, modernizar el sistema de registros
electorales y dar mayor equidad a las condiciones en que se
desarrollaran las campañas políticas.
En este contexto
histórico, y bajo la consigna “Mas y Mejor Democracia” el día 2
de diciembre del 2009 fue sancionada la Ley Nº 26.571, conocida
como: “Ley de democratización de la representación política, la
transparencia y la equidad electoral”, que modifica sustancialmente
la Ley Orgánica de Partidos Políticos. La referida ley fue aprobada
con el consenso de la mayoría de los partidos con representación
parlamentaria y su dato mas distintivo fue la consagración
legislativa de las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias,
bajo la sigla P.A.S.O.
Ante las circunstancias
electorales en este año 2017, todo el arco político se encuentra
avocado a eludir esta PASO, analizando todos los vericuetos legales
para que el acuerdo de cúpulas bajo el eufemismo unidad partidaria
se haga vulnerando el espíritu de la ley. A pesar de las reformas legislativas impulsadas por el Kirchnerismo, en este caso contra las vanguardias autoproclamadas sin representación política, nuevamente los partidos
políticos han perdido en esta instancia electoral la posibilidad de
generar espacios de realización democrática. Hace más de cien años
el sociólogo alemán Robert Mitchels interpeló a los partidos
políticos por las tendencias oligarquicas que abrigaban y
gestionaban en su seno, lamentablemente seguimos tropezando esas
mismas dificultades.
El analfabetismo
político se ha convertido en una enfermedad mental que genera muchos
militantes para el partido mediático, una gran masa incompetente
inoculada de odio hacia la política. Ahí esta nuestro desafío
militante, “mas y mejor democracia” no solamente en los partidos
políticos sino también en las asociaciones civiles, gremiales,
religiosas, y en todos los agrupamientos sociales, porque no queremos
que la política transite por su lado negativo y sea puro
burocratismo, porque como nos dijo para todos los tiempos el gran
intelectual orgánico de la clase trabajadora John William Cooke
burocracia y revolución son incompatibles.
1 Después
de los comicios de 1983 el PJ y la UCR llegaron a las segundas
elecciones con candidatos elegidos por sus afiliados. En 1988
Eduardo Angeloz le ganó una interna muy desigual a Luis León y
Carlos Menem una muy disputada a Antonio Cafiero. La Izquierda Unida
realizó elecciones internas abiertas, hecho inédito en la historia
de los partidos políticos argentinos, para resolver las
candidaturas presidenciales de Néstor Vicente y Luis Zamora. Este
evento le permitió a la izquierda realizar una muy buena
performance electoral en las elecciones del 14 de mayo de 1989, el
mismo día que Carlos Menem comenzó su gestión neoliberal.
Lamentablemente la izquierda anidaba en su seno a los herederos de
Nahuel Moreno y poco tiempo después sacudieron la unidad y el
proyecto político para confrontar con el menemismo. Estos
antecedentes fueron los últimos momentos de democratización
interna de los partidos políticos en la Argentina.
*Luis Horacio Santucho
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