La inopinada aparición del Coronel Ernesto Barreiro, un connotado miembro de la comunidad informativa del Destacamento de Inteligencia 141 “General Iribarne”, y uno de los interrogadores en el campo de concentración La Perla, reabre expectativas en los familiares por el destino final de los desaparecidos y sus restos óseos.
El nombre del destacamento fue impuesto en homenaje al Jefe de Inteligencia del Tercer Cuerpo del Ejército, Coronel Hector Alberto Iribarne, ascendido post-mortem a General luego de ser ejecutado por los comandos “Mariano Pujadas” y “Susana Lesgart” del ERP el 3 de abril de 197
4 a la salida de su casa en el barrio Las Rosas de la ciudad de Córdoba.
El 29 de septiembre del 2004 otro Coronel Cesar Emilio Anadón, jefe del 141 se suicidó mientras cumplía su arresto domiciliario acusado por delitos de lesa humanidad en su departamento del barrio Alberdi de la ciudad de Córdoba. Anadón además de tener una opinión decisiva en la estructura del Batallón 601, convertido en la práctica en esa época en el Servicio de Inteligencia del Ejército (SIE) funcionaba orgánico a uno de los jerarcas del genocidio argentino, el General Luciano Benjamin Menendez.
El 601 fue considerado el cerebro del plan criminal y funcionaba en el histórico edificio de Callao y Viamonte de la ciudad de Buenos Aires, donde alguna vez estuvo oculto el cadáver de Eva Perón y hoy va camino a convertirse en el claustro de la Universidad del Salvador.
Otro jerarca importante del terrorismo estatal el General Santiago Omar Riveros, Comandante del Instituto Militar de Campo de Mayo, dijo en una declaración indagatoria “Que el 601 operaba en todo el país con vestimentas de civil, gracias a ellos ganamos la guerra”, Hoy sabemos que disponía de mas de 4.000 agentes, denominados en la jerga PCI (Personal Civil de Inteligencia), según el listado entregado por el Ministerio de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos hace casi cinco años al Juez Federal Ariel Lijo.
Esta recalcitrante estructura y sus numerosos destacamentos logró entrenar con éxito grupos especiales de infiltración en las organizaciones guerrilleras con el objetivo de capturar a los principales dirigentes y/o cooptarlos y/o realizar todo tipo de acciones encubiertas y planificadas para destruir material y moralmente a las organizaciones revolucionarias.
Para ejemplificar uno de estos grupos especiales estaba al mando del Capitán Juan Carlos Leonetti y tenía como objetivo excluyente la captura del Comandante Mario Roberto Santucho, el jefe del ERP. Leonetti reportaba directamente a Anadón, quién monitoreaba la cacería organizada en torno a la figura de Santucho, para ese tiempo Anadón y sus grupos de tareas se habían especializado en la sistematización y acopio de datos del PRT y su brazo armado el ERP.
El Buro Político del PRT-ERP desestimó un informe de su Jefe de Inteligencia el Capitán Pepe (Juan Mangini), elaborado antes del intento de copamiento del Batallón de Arsenales Domingo Viejobueno de Monte Chingolo (23/12/75), el cual resumidamente decía que la moral dentro de la oficialidad joven del ejército enemigo es alta, y que la nueva camada de oficiales ha sido formada en la mística del deber “salvar a la patria” y que para ello era imperioso matar a todos los “comunistas terroristas”, a sus hijos, parientes, amigos y todo el entorno para destruir de esa manera la semilla sembrada en el país.
La provincia de Córdoba fue la Regional mas importante del PRT-ERP y por lo tanto el epicentro desde donde surgieron importantes cuadros políticos en el calor de las luchas obreras y estudiantiles desde el Cordobazo en adelante, que luego fueron destinados territorialmente por necesidades de la organización en todo el país.
A partir del 24 de Marzo de 1976 la Regional Córdoba comenzó a sufrir grandes caídas por la actuación de un encubierto incrustado directamente en cuadros de dirección, para ser mas exactos en una sola noche desaparecieron y asesinaron a 300 militantes. Por dicho motivo, a fin de detectar la infiltración fue enviada una de las mejores de la contrainteligencia del partido Mercedes Elmina Santucho, sobrina del Comandante. Merci como le decíamos familiarmente fue secuestrada casi inmediatamente de haber llegado a la terminal de ómnibus cordobesa y mantenida mas de un año en distintos centros clandestinos de detención, sometida a interrogatorios y simulacros de detención. El militante de las Ligas Agrarias Roberto Cepeda fue la última persona que estuvo con ella en La Perla, quién la recuerda enamorado como la mujer que le devolvió el deseo de vivir en medio del infierno acariciándolo tiernamente cada vez que volvía de las sesiones de tortura.
Queda claro que Barreiro tiene mucha información, como la tuvo su jefe Anadón y la tiene Menendez. También queda claro que el imputado Barreiro es conciente de su responsabilidad en la realización permanente del tipo penal de la Desaparición Forzada de Personas, ya que debido a las consecuencias ulteriores del hecho, esto es la disposición final de los cuerpos estamos en presencia de un delito continuado.
Quizás ha llegado el tiempo para que se pueda introducir en nuestra ley penal sustantiva el Art. 3º de la Convención Interamericana sobre Desaparición Forzada de Personas, donde se faculta a los Estados Partes establecer circunstancias atenuantes para quienes hubiesen participado en actos de desaparición forzada y contribuyan a suministrar informaciones que permitan esclarecer el hecho.
Los imputados del Terrorismo de Estado van quedando en la soledad con sus secretos y se parecen cada vez mas a Otto Dietrich ese personaje de Borges en el cuento “Deutsches Requiem” un criminal nazi a punto de ser ejecutado que no pretende ser perdonado porque no siente culpa, pero al menos ser comprendido en su hibris que destruyó la piedad en su corazón.
Prestemos atención a Barreiro que no pase lo ocurrido con el Prefecto naval Febres quién apareció muerto en su celda en el momento que se disponía a aportar valiosa información.
En Santiago del Estero el sol de este diciembre 2014 reverbera en los sepulcros blanqueados de La Piedad, esperando que nuestros desaparecidos puedan ingresar al mundo de los muertos.
El nombre del destacamento fue impuesto en homenaje al Jefe de Inteligencia del Tercer Cuerpo del Ejército, Coronel Hector Alberto Iribarne, ascendido post-mortem a General luego de ser ejecutado por los comandos “Mariano Pujadas” y “Susana Lesgart” del ERP el 3 de abril de 197
4 a la salida de su casa en el barrio Las Rosas de la ciudad de Córdoba.
El 29 de septiembre del 2004 otro Coronel Cesar Emilio Anadón, jefe del 141 se suicidó mientras cumplía su arresto domiciliario acusado por delitos de lesa humanidad en su departamento del barrio Alberdi de la ciudad de Córdoba. Anadón además de tener una opinión decisiva en la estructura del Batallón 601, convertido en la práctica en esa época en el Servicio de Inteligencia del Ejército (SIE) funcionaba orgánico a uno de los jerarcas del genocidio argentino, el General Luciano Benjamin Menendez.
El 601 fue considerado el cerebro del plan criminal y funcionaba en el histórico edificio de Callao y Viamonte de la ciudad de Buenos Aires, donde alguna vez estuvo oculto el cadáver de Eva Perón y hoy va camino a convertirse en el claustro de la Universidad del Salvador.
Otro jerarca importante del terrorismo estatal el General Santiago Omar Riveros, Comandante del Instituto Militar de Campo de Mayo, dijo en una declaración indagatoria “Que el 601 operaba en todo el país con vestimentas de civil, gracias a ellos ganamos la guerra”, Hoy sabemos que disponía de mas de 4.000 agentes, denominados en la jerga PCI (Personal Civil de Inteligencia), según el listado entregado por el Ministerio de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos hace casi cinco años al Juez Federal Ariel Lijo.
Esta recalcitrante estructura y sus numerosos destacamentos logró entrenar con éxito grupos especiales de infiltración en las organizaciones guerrilleras con el objetivo de capturar a los principales dirigentes y/o cooptarlos y/o realizar todo tipo de acciones encubiertas y planificadas para destruir material y moralmente a las organizaciones revolucionarias.
Para ejemplificar uno de estos grupos especiales estaba al mando del Capitán Juan Carlos Leonetti y tenía como objetivo excluyente la captura del Comandante Mario Roberto Santucho, el jefe del ERP. Leonetti reportaba directamente a Anadón, quién monitoreaba la cacería organizada en torno a la figura de Santucho, para ese tiempo Anadón y sus grupos de tareas se habían especializado en la sistematización y acopio de datos del PRT y su brazo armado el ERP.
El Buro Político del PRT-ERP desestimó un informe de su Jefe de Inteligencia el Capitán Pepe (Juan Mangini), elaborado antes del intento de copamiento del Batallón de Arsenales Domingo Viejobueno de Monte Chingolo (23/12/75), el cual resumidamente decía que la moral dentro de la oficialidad joven del ejército enemigo es alta, y que la nueva camada de oficiales ha sido formada en la mística del deber “salvar a la patria” y que para ello era imperioso matar a todos los “comunistas terroristas”, a sus hijos, parientes, amigos y todo el entorno para destruir de esa manera la semilla sembrada en el país.
La provincia de Córdoba fue la Regional mas importante del PRT-ERP y por lo tanto el epicentro desde donde surgieron importantes cuadros políticos en el calor de las luchas obreras y estudiantiles desde el Cordobazo en adelante, que luego fueron destinados territorialmente por necesidades de la organización en todo el país.
A partir del 24 de Marzo de 1976 la Regional Córdoba comenzó a sufrir grandes caídas por la actuación de un encubierto incrustado directamente en cuadros de dirección, para ser mas exactos en una sola noche desaparecieron y asesinaron a 300 militantes. Por dicho motivo, a fin de detectar la infiltración fue enviada una de las mejores de la contrainteligencia del partido Mercedes Elmina Santucho, sobrina del Comandante. Merci como le decíamos familiarmente fue secuestrada casi inmediatamente de haber llegado a la terminal de ómnibus cordobesa y mantenida mas de un año en distintos centros clandestinos de detención, sometida a interrogatorios y simulacros de detención. El militante de las Ligas Agrarias Roberto Cepeda fue la última persona que estuvo con ella en La Perla, quién la recuerda enamorado como la mujer que le devolvió el deseo de vivir en medio del infierno acariciándolo tiernamente cada vez que volvía de las sesiones de tortura.
Queda claro que Barreiro tiene mucha información, como la tuvo su jefe Anadón y la tiene Menendez. También queda claro que el imputado Barreiro es conciente de su responsabilidad en la realización permanente del tipo penal de la Desaparición Forzada de Personas, ya que debido a las consecuencias ulteriores del hecho, esto es la disposición final de los cuerpos estamos en presencia de un delito continuado.
Quizás ha llegado el tiempo para que se pueda introducir en nuestra ley penal sustantiva el Art. 3º de la Convención Interamericana sobre Desaparición Forzada de Personas, donde se faculta a los Estados Partes establecer circunstancias atenuantes para quienes hubiesen participado en actos de desaparición forzada y contribuyan a suministrar informaciones que permitan esclarecer el hecho.
Los imputados del Terrorismo de Estado van quedando en la soledad con sus secretos y se parecen cada vez mas a Otto Dietrich ese personaje de Borges en el cuento “Deutsches Requiem” un criminal nazi a punto de ser ejecutado que no pretende ser perdonado porque no siente culpa, pero al menos ser comprendido en su hibris que destruyó la piedad en su corazón.
Prestemos atención a Barreiro que no pase lo ocurrido con el Prefecto naval Febres quién apareció muerto en su celda en el momento que se disponía a aportar valiosa información.
En Santiago del Estero el sol de este diciembre 2014 reverbera en los sepulcros blanqueados de La Piedad, esperando que nuestros desaparecidos puedan ingresar al mundo de los muertos.
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